sábado, 26 de marzo de 2011

I de Inacabados, P de peregrinos

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Todas las vidas que pudo haber tenido terminan y empiezan ahí, en el río. Y no cualquiera: el Hudson, uno de fuertes mareas que dificultan la navegación a los marinos. Un cuerpo que lleva y trae otros, lejos, lo más que se pueda. Un animal furioso que anega glaciares en el invierno y destroza las barrigas de los buques con sus monstruos de hielo. El Hudson, un pozo inquieto que presta su final al Atlántico y recibe el agua salada de las cosas definitivas. Fue ahí, en ése y no en otro, el lugar que escogió el cónsul para poner en remojo, y para siempre, las páginas impresas y encuadernadas de La Galera de Tiberio, como si arrojándolas las devolviera a su estado original, a esa blanca superficie en la que ahora habrían de enredarse peces y muertos; esa sopa fría de hombres e historias que encuentran su final en el fondo quieto del que nadie vuelve jamás.

jueves, 24 de marzo de 2011

miércoles, 23 de marzo de 2011

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Con sueño, pero divinamente. Un poco desaliñado, pero divinamente. Desolado,
pero divinamente. Trabajando, dizque divinamente.


A.P

martes, 22 de marzo de 2011

viernes, 18 de marzo de 2011

miércoles, 16 de marzo de 2011

Chelsea Hotel # 2

"I remember you well in the Chelsea Hotel,
you were talking so brave and so sweet,
giving me head on the unmade bed,
while the limousines wait in the street.
Those were the reasons and that was New York,
we were running for the money and the flesh.
And that was called love for the workers in song
probably still is for those of them left".
L.C

lunes, 14 de marzo de 2011

domingo, 13 de marzo de 2011

miércoles, 9 de marzo de 2011

El teorema de los espacios limitados (De la serie El recetario de Mrs. Robinsson)

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En un hipotética línea recta se cruzan una mujer de huesos duros, zapatos de tacón y piel morena, digamos la Flaca Osorio, y un hombre de ojos torpes, manojo de llaves y zapatillas de goma. El teorema de los espacios limitados dice que en ese momento, justo en ese momento, podría pasar lo peor: un atasco en uno de los remotos anillos de la M-30, una elección auditada por el centro Carter, un comisario Europeo que tiene una idea o la compra on-line de la camiseta número ochocientos treinta y tres del Ché Guevara en un portal anarcosindicalista. Pero lo peor, quizás lo peor de ese minúsculo instante de goma de mascar sabor a canela y sucesivos puntos infinitos que forman una línea recta sería, porqué no, que la Flaca Osorio desbrochara sin éxito los botones hipotéticos de su número de teléfono o que su mirada pintalabios se estrellara contra las puertas del ascensor equivocado. Pero tal vez, quizás dos esquinas más tarde, o tres semanas después, al llegar a la tintorería, el teorema revoque la torpeza en los ojos del hombre que, ahora sin zapatillas de goma, no sabría explicar qué vino primero, si el viento de huesos duros, el atasco remoto en un anillo de la M-30 o la trayectoria más o menos fija de una línea color carmín en el cuello curvo de la camisa número ochocientos treinta y tres que nadie jamás reclamó como suya .

jueves, 3 de marzo de 2011



Soy la mujer de mis sueños
rompo los viaductos
regreso de otras noches
de otras diligencias

Soy la mujer de mis sueños
me descuelgo de una percha
y una pestaña
se quema sobre la sequía de mi mejilla

Soy la mujer de mis sueños
llevo las piernas escondidas en mi cartera
no cumplo expectativas
tampoco digo la verdad

Soy la mujer de mis sueños
la que escribe sobre la gente que se divorcia
para no tener recuerdos

Soy la mujer de mis sueños
regresando de la única vez que vez que realmente estuvimos solas

Soy la mujer de mis sueños
el centro de mis huesos
lo uso como cenicero

Yo soy la mujer de mis sueños
y no sé cuál de mis doce lenguas de fuego usar.

martes, 1 de marzo de 2011