viernes, 26 de octubre de 2012

Las pocas palabras



Alicia atravesó el complejo de chalets de playa y sus coquetos senderos de césped y árboles. Dio una larga vuelta  alrededor de piscinas color azul turquesa. De vez en cuando, los aspersores se despertaban mecánicamente de su sueño matutino, escupían agua nebulizada  y volvían a dormir. Daniel y ella apenas habían llegado ayer y no había tenido tiempo de recorrer el lugar. Se asomó a  la horrenda playa artificial de Alzacaba Beach mientras recordaba el episodio de Capote. Sintió frío y una sensación de asfixia momentánea. África le pareció  una especie de silueta color violeta a la luz de un amanecer perezoso, lleno de bruma y polvo de piedras. Intentó caminar por la playa, pero las rocas le impedían mantener el equilibrio. Tenía las manos ocupadas con la taza de café y el ejemplar del Delantero centro será asesinado del amanecer que todavía llevaba marcado en página 120 desde las 3 de la mañana. Había comenzado a leerlo a la una, poco después de una cena que no probó y que habían cocinado entre ambos después  de llegar del puerto de Marbella. Boquerones y ensalada.  Nunca un pescado le pareció tan triste y silencioso como el que tenía en el plato decorado con dibujos de estrellas de mar. Poco después de fregar los platos sola, se sentó a mirar junto a Daniel, sin decir palabra, los últimos capítulos de la primera temporada de How I met  your mother. Habían salido de Madrid al día siguiente de navidad, después de entregarse unos regalos que tanto Daniel como ella conocían de antemano. Ella le había regalado un reloj de correa de piel. Él este viaje que ella ya le había pedido.