Alicia atravesó el complejo de
chalets de playa y sus coquetos senderos de césped y árboles. Dio una larga
vuelta alrededor de piscinas color azul
turquesa. De vez en cuando, los aspersores se despertaban mecánicamente de su
sueño matutino, escupían agua nebulizada
y volvían a dormir. Daniel y ella apenas habían llegado ayer y no había
tenido tiempo de recorrer el lugar. Se asomó a la horrenda playa artificial de Alzacaba Beach
mientras recordaba el episodio de Capote. Sintió frío y una sensación de asfixia
momentánea. África le pareció una
especie de silueta color violeta a la luz de un amanecer perezoso, lleno de
bruma y polvo de piedras. Intentó caminar por la playa, pero las rocas le
impedían mantener el equilibrio. Tenía las manos ocupadas con la taza de café y
el ejemplar del Delantero centro será
asesinado del amanecer que todavía llevaba marcado en página 120 desde las
3 de la mañana. Había comenzado a leerlo a la una, poco después de una cena que
no probó y que habían cocinado entre ambos después de llegar del puerto de Marbella. Boquerones y ensalada. Nunca un pescado le pareció tan triste y
silencioso como el que tenía en el plato decorado con dibujos de estrellas de
mar. Poco después de fregar los platos sola, se sentó a mirar junto a Daniel,
sin decir palabra, los últimos capítulos de la primera temporada de How I met
your mother. Habían salido de Madrid al día siguiente de navidad,
después de entregarse unos regalos que tanto Daniel como ella conocían de
antemano. Ella le había regalado un reloj de correa de piel. Él este viaje que
ella ya le había pedido.
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