lunes, 4 de noviembre de 2013
Un trozo de 'Coces en el aire'
Carmita se asoma al
espejo. Nota, de pronto, que de su bata blanca brota una mancha roja muy
pequeña. Se da la vuelta y observa el Sagrado Corazón colgado a un lado de la
cama, que la mira con su calma de
escayola. Afuera, el cielo clarea con esa carraspera de pájaros que trae
consigo la madrugada. Cierra los ojos y hunde los pies en el suelo de arcilla
bajo sus párpados. Se convierte, de a poco, en un fantasma recobrado, una más
en esa fila de mujeres que hacen círculo cuando alguien muere en la casona de
la calle Santos Michelena, ese reino de corazones abiertos, a punto de estallar
al caer sobre tierra como guayabas ardientes
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