domingo, 22 de mayo de 2011

Césped

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En el kilómetro cero de la ciudad la gente despeina la estatua ecuestre de una plaza pública. A la misma hora, el césped pierde su forma bajo la planta de mis pies sin zapatos. Froto mis dedos gruesos y sin gracia contra un puñado de piedras. La prensa de este sábado se muere de risa. El sol retrocede y las hormigas se trepan a los tobillos. En este parque algo merodea, piromaníaco, el borde de las palabras. Es el viento atizando la tarde contra la ventana batiente de una sonrisa.

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