miércoles, 25 de mayo de 2011

"La tierra giró musicalmente..." (*)


Hablaba Javier Marías de la muy “delgada línea que separa los hechos de las figuraciones, y aún los deseos de los cumplimientos” cuando levanté la mirada. No recuerdo una camisa de puños y una corbata color café capaces iluminarse de aquella forma bajo el sol de las siete. Separé el restante de la ceniza de mi cigarrillo. Sonreí. Pronuncié algo parecido a una bienvenida. Lo hice, supongo, como se reciben las miradas inesperadas o los golpes de suerte. La línea de Tu rostro mañana se encendió sobre la página impresa del ejemplar de biblioteca. O acaso sobre el algodón de la exhausta camisa de puños que tuerce su camino para atravesarse en el mío. La muy delgada línea… de figuraciones y botones, la delgadísima frontera entre los deseos y sus cumplimientos. Aparecer, de la nada, como quien se conoce en la casualidad de un cigarrillo o el tropiezo en una escalera. Cumplirse, sin la antipatía de las hipótesis. Buscarse como lo hacen los deseos al final de la tarde.

(*) Verso del poema "La tierra giró para acercarnos", de Eugenio Montejo.

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